Hubo un día en que tuve un sueño, soñé con una persona muy especial, una persona con un corazón de oro que sea capaz d iluminar mi camino. Esa clase de persona que en un segundo te hace olvidar de todo lo malo que pasaste en el día, de lo preocupante del ayer, de la adversidad del mañana…
Espere con ansias ese momento, de conocer a ese alguien tan singular. Fracaso tras fracaso esa llama de ilusión que nacía en mí desde muy adentro, si iba extinguiendo con el correr del tiempo. Cuando uno menos lo espera, la oportunidad se fusiona con la insistencia y la paciencia de conocerla, la suerte nace de entre esos placeres de la vida, uno queda maravillado, extasiado, arrodillándose ante la hermosura y el amor.
Uno la conoce un día, imagina dentro de sí que ese ángel se convierte en una realidad eterna, se atreve a conquistarla, todo va muy bien, demasiado bien. Quien iba a saber que ella había tenido el mismo sueño y ya lo estaba cumpliendo.
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