miércoles, 8 de febrero de 2012

La luz de unos ojos inquietos

La vida se desnuda ante mi, esos ojos que en un instante ven como se marchita una flor, la triste fantasia y el sueño desafortunado de un poeta que confio en su letra pero que nadie quizo ser participe de ella, para dejar de ser el mismo y fundirse en otra alma, el desperdicio de persona que genera la soledad, como tirar a la basura un regalo sin abrir, sin siquiera saber que es lo que hay dentro, y suponiendo que lo que uno puede encontrar lo cambiaria para toda la vida, eso que a uno lo invita a soñar, a ilusionarse, eso que lo hace mejor persona, el poder abrir los ojos de una vez, porque la obscuridad es parte de la ignorancia que nos persigue como un perro hambriento, casi nunca ves como la noche envuelve tu pelo o como en tus ojos se pelean las llamas del crepusculo, esos ojos que brindan bondad a cada persona con cada mirada, unos labios construidos al compas de una campanada que marcan la duracion de los dias, donde cada palabra que sale de entre ellos se convierte en una estrella que ilumina el camino de muchos.

Pero cuanto pesa el compromiso y la responsabilidad en esta realidad, el solo pensar si algo en verdad vale la pena o si tiene sentido alguno por el solo hecho de sentirse desplazado y sin la eficacia necesaria para abatirse frente a hechos que se tornan desagradables y que terminan por desilusionarlo a uno mismo, situaciones que de pronto brillan en el mar del olvido queriendo renacer de entre las cenizas para hacernos volver en el pasado, encerrandonos y volviendonos prisioneros del tiempo, dentro de la memoria.
Tratar de abrir una flor para revelar su secreto, inventar una vida que nos queda grande y lejos, mirar al cielo y desear ser el poseedor absoluto del reino estrellado, saber que el recuerdo inmediato crece pidiendo una nueva noche porque sueña con aquellos naufragos que culpan al destino de no ser partes de una historia de amores.

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